2) Dar un surtido de opciones, no demasiado amplio para no
apabullar, que les permita seleccionar y ejecutar sus decisiones (agilizando la
capacidad resolutiva).
3) Negar cualquier razonamiento ofreciendo únicamente una
respuesta adecuada (sin implicación cognitiva de los jugadores).
Nadie puede sentar cátedra sobre cuál es mejor, seguramente las tres son
válidas en según qué situaciones se presentan.
Pero obviamente si queremos que los jugadores jóvenes se formen con una
buena capacidad cognitiva (que puedan tomar las decisiones más acertadas en el
juego) será fundamental que puedan experimentar con sus propios errores (opción
1) adquiriendo un bagaje motriz amplio fruto de su experimentación, así como que
también sepan discriminar información y agilizar su toma de decisión (opción 2)
con la ayuda de un técnico/instructor/educador que sepa ofrecer varias
respuestas válidas (pocas) para que el jugador seleccione y ejecute. Es evidente
que si negamos la posibilidad de error en el jugador (opción 3) mostrándole
únicamente la respuesta válida, vamos a obtener jugadores sin poca capacidad de
lectura, sin una buena capacidad de toma de decisiones, en definitiva jugadores
planos que esperan "ser guiados" constantemente.
Implicar a los jugadores a nivel cognitivo es dar un salto de
calidad en el entrenamiento, en el propio proceso formativo."
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